CALENDARIO OCUPACIÓN

AVISOS OFERTAS

DESCUENTO 10% para clientes.

domingo, 1 de enero de 2012

EL MILAGRO DE LA TIZNÁ




SUCEDIÓ EN JÉREZ DEL MARQUESADO, comarca de Guadix y el Marquesado, provincia de Granada, a mediados del siglo XVII y da origen al nombre con que su patrona, la VIrgen de la Purificación, es conocida popularmente. 

El día 18 de Junio del año 1.653 se presentó sobre el cielo de Jérez  una tormenta amenazadora con viento de poniente y lluvia, que se mezcló con granizo, e iba creciendo por momentos. 
Un fenómeno meteorológico de estas características suponía una amenaza para las cosechas en sazón y una segura condena a la escasez y el hambre para una población con una economía de subsistencia. Así que, cuando esto ocurría, los habitantes de la zona eran convocados haciendo sonar las campanas de la iglesia con un ritmo característico. Los jerezanos, que en el pueblo o en el campo oían las campanas tocar "a tormenta" o "a nublo", acudían a la iglesia para implorar la intercesión del poder divino, único recurso de que disponían para enfrentar la inminente calamidad.

Así fue como tres niños, los monaguillos: Alonso, hijo de Luis de Alcalá; Juan, hijo de Pedro de Sierra y Bartolo, hijo de Francisco Rabelo subieron a tirar de las cuerdas del campanario para tocar "a nublo".

Un manuscrito documenta lo que cuenta la tradición, un papel apergaminado y protegido por tapas de cuero que fue redactado hace tres siglos y medio por Francisco de Moya, párroco de aquella iglesia, quien tuvo la agudeza de poner por escrito al día siguiente el hecho prodigioso que allí sucedió.

"A diez y ocho horas del mes de Junio de este presente año de 1.653, a las cuatro o cinco de la tarde, se oyó un espantoso trueno y vino un desacostumbrado y gran relámpago que pareció encender toda la villa...

El escrito relata que un rayo entró por el punto más alto, la torre de la Iglesia, donde se dividió en dos: uno de ellos, surcando el capitel bajó hasta el altar mayor, destruyendo imágenes y ornatos religiosos y consumiéndose allí.
El otro alcanzó a los tres niños y siguió su trayectoria hacia el interior del templo, consumiéndose a los pies de la imagen de la virgen, tras tiznarle la cara de un negro que posteriormente nadie pudo borrar.
Los tres monaguillos, prosigue el relato, "...se quedaron como muertos por grande espacio. Tenía Juan abrasado el vestido y Alonso un agujero por la parte de la espalda como de bala, quemado alrededor y de olor pestífero..." Bartolomé no tenía señal alguna.
"...bajaron a los niños a la iglesia y, puestos ante la Santísima Imagen de la Purificación, fueron grandes los clamores, los llantos y las súplicas que hacían sus madres... Todos los vecinos, absortos y atemorizados, fueron a la iglesia a pedir misericordia a Dios Nuestro Señor, creciendo el llanto y las lamentaciones. Poco después los niños volvieron en si, atónitos y asombrados. Se miraron desnudos y se les halló en las carnes unas cintas moradas, como sangre seca..."

Durante la guerra civil española, la iglesia fue quemada y destruido todo lo que contenía. Un jerezano, de nombre Lorenzo, logró guardar, escondidos en su casa, los ojos de la imagen de la Virgen y alguien más guardó la mano  derecha que sujetaba el cetro.
Finalizada la guerra, un artesano fabricó una nueva imagen de la Virgen a la que añadió las partes originales salvadas. Ahora el rostro de la imagen no está tiznado, pero sigue siendo la Tizná para todos los jerezanos.

Fuente: Archivo parroquial
(Virgen de la Purificación, Diócesis de Guadix y Baza)
Datos tomados de un artículo de  Jesús Martínez Vallecillos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJA AQUÍ TU OPINIÓN O TU EXPERIENCIA